
Pues para responder estas preguntas, nuestra historia de divide en dos partes, que a continuación veremos:
La Tontina
Una tontina es una operación de lucro mediante la cual un fondo económico aportado por varias personas es repartido, en una fecha fijada de antemano (incrementando además los intereses de los destinatarios), solamente entre los supervivientes.
Cada participante paga una suma para la tontina y cuando muere alguno de los participantes se reparten los dividendos de ésta entre los supervivientes, hasta que queda sólo uno vivo, que se quedaría con todo el capital. En el modelo original, el dinero que no fuera empleado, por diversas causas (porque ninguno de los participante quedara vivo, el legítimo dueño no quisiera disponer de él, etc.), se destinaría en última instancia al estado, que lo emplearía para obras públicas.
Recibe su nombre del banquero napolitano Lorenzo de Tonti, el cual diseñó este sistema para facilitar al Cardenal Mazarino la obtención de préstamos, para esto, el estado debía proporcionar un capital inicial para la constitución de una mutua (de la que quedaban reservados dirección y usufructo) y luego repartir el dinero entre los sobrevivientes.
La tontina terminó prohibiéndose en la mayoría de países por los asesinatos que se daban entre sus participantes; no obstante, el modelo ha sobrevivido clandestinamente.
Después de 1653, la tontina tuvo gran acogida en Francia, España y Reino Unido, y más tarde, en EUA.
Y es en EUA es donde empieza la segunda parte de nuestra historia.
El origen de la Bolsa de Nueva York
Las tontinas financiaban todo tipo de iniciativas privadas y públicas, desde calles hasta hoteles. En origen ayudaron sobre todo a las guerras, por lo que se pueden considerar antecesoras de los bonos perpetuos y los Bonos de Guerra (War Bonds). Respecto a otros objetivos, una de las más conocidas fue la tontina para construir la denominada Tontine Coffe House en Nueva York, lanzada en 1790 y suscrita por completo en 1792.
Esta tontina tenía características peculiares, como que el vencimiento estaba referenciado a la propia vida de los partícipes, algo ya poco habitual, y que los intereses dependerían de los ingresos que generara el propio edificio. Las participaciones podrían venderse, pero se disolvería en cuanto solo quedaran siete nominados en la emisión.
Pero lo verdaderamente importante es que allí, en la esquina entre Wall Street y Water Street, es donde se establecieron los primeros traders de Nueva York. En ese mismo 1792, 24 operadores firmaran el histórico acuerdo de Buttonwood, sentando las bases de lo que hoy es la Bolsa de Nueva York, y la Tontine Coffe House fue el lugar elegido para operar, aunque no muchos años después, en 1817, la casa de la tontina se quedó pequeña, lo que obligó al incipiente mercado a buscar un nuevo hogar. Hoy, tras ser bar y hotel, es un rascacielos más en Nueva York.
Por: Marco A. Ponce
Analista en mercados financieros
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