El buen especulador no se envanece cuando tiene éxito
Como en cualquier actividad, es necesario tener los pies sobre la tierra y no ser presa de la soberbia cuando se gana en la bolsa. A veces hay una buena racha, y el optimismo y autosuficiencia exagerados pueden provocar malas decisiones de inversión que conduzcan a importantes pérdidas. Mantener siempre la humildad es una medida sana.
El buen especulador reflexiona cuando se equivoca
Nadie es infalible y como en todo negocio, siempre habrá algún traspié. Cuando esto sucede, el inversor debe reflexionar qué falló en su análisis de decisión de compra o venta. Debe buscar aprender no solo del éxito, sino también del fracaso para rescatar lo que da resultado y no volver a cometer los errores pasados.
El buen bolsista tiene mucha paciencia
Por más cortoplacista que sea un bolsista, éste debe poseer un mínimo de paciencia hasta que su plan se haga realidad. Hay que recordar que el dinero en la bolsa está pensado para un período de por lo menos seis meses. Lo importante es comprar lo que se considera un buen precio, pero nadie nos puede garantizar que las acciones subirán en una hora, dos días, una semana o un mes.
Escuchar a todos, decidir uno mismo
Las opiniones y consejos de los demás son dignas de ser escuchadas. Pueden ser puntos de vista ilustrativos de especialistas a través de los medios de comunicación o de algún operador de una sociedad agente de bolsa o simplemente de otros inversores con quienes se tiene contacto. Estas opiniones pueden ser muy influyentes, pero hay que recordar siempre que la decisión es de uno y de nadie más. Por tanto, se puede ser muy receptivo para tener un cúmulo de opiniones que sumadas a la nuestra dan como resultado una toma de decisión de inversión.
Las grandes enseñanzas del pánico y la euforia en la bolsa
Las mejores enseñanzas para un inversionista en bolsa, en general, son aquellas que se extraen luego de vivir la euforia y el pánico del mercado, pues son los momentos en que se puede aplicar los conocimientos teóricos deslindando las emociones propias y la de los demás para tomar buenas decisiones de compra o venta de acciones. Es aprender a no contagiarse del optimismo de los demás cuando hierve la euforia, y no contagiarse del pesimismo de los demás cuando cunde el pánico.
Las decisiones se toman y se ejecutan con la cabeza y la sangre fría
omo ya se ha mencionado, es muy importante estudiar continuamente para tomar buenas decisiones de inversión. Y esos momentos de análisis generalmente se producen en la intimidad del hogar o de la oficina con la debida tranquilidad. Al día o días siguientes, es necesario ejecutarlas en plena rueda de bolsa donde la vorágine de las operaciones, subidas, bajadas y altos volúmenes de negociación suelen impactar y hacer desistir de ejecutar las decisiones adoptadas “en frío”. Aquí entra a tallar la pasta del buen bolsista que actúa tal como pensó hacerlo y que no se deja influir por el comportamiento del mercado.
Éxitos
Marco Antonio Puerta
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