Situación actual
De acuerdo con las estadísticas
oficiales de la SBS seleccionadas entre mayo-2018 y mayo-2020 sobre este
producto, en primer lugar, se puede concluir que son los Bancos los que mayor
cantidad (representan el 88.8% del total del sistema financiero) de tarjetas de
crédito para consumo activas, cantidad de clientes titulares y saldos mueven en
el sistema financiero. Las Financieras también tienen una elevada participación
con el 11.2%. En ambos segmentos las TC para créditos de Consumo son la gran
mayoría de usos por tipo de crédito, representando el 98% del total.
Es por eso que los créditos
otorgados por los Bancos mediante las TC de consumo continúan representando el
45% del total de los créditos de consumo, entre los mismos meses antes
indicados, y los saldos por TC de consumo han registrado un incremento del
12.2% anualizado al mes de mayo de 2020.
En este sentido, también se
observa que la cantidad de clientes con tarjetas activas (con saldo deudor) ha
crecido de manera significativa, llegando a 3.26 millones de clientes a mayo de
2020 (el segundo en importancia de clientes luego de los préstamos personales
que suman 3.60 millones). Esta cantidad de clientes en TC representa un
incremento del 8.3% entre los periodos indicados al inicio, pero con un mayor
impulso a lo largo de todo el año 2019, ya que en enero del año 2019 fueron
3.04 millones de clientes. Sin embargo, llama la atención que el saldo por el
uso de las tarjetas de crédito de consumo mueva mucha cantidad de dinero, el
que ha evolucionado de una forma mucho más agresiva que la cantidad de clientes.
Así, con este producto se han usado a may-20 un total de S/. 17,693.7 millones,
lo que determina que cada cliente ha utilizado su tarjeta de crédito para consumo
con un promedio de S/. 7,029.6 cuando hace 2 años (may-18) era S/. 5,326.9.
Es bueno mencionar que el número
total de tarjetas de crédito emitidas es superior a los 9 millones. Los bancos
que han emitido TC por sobre el millón de unidades cada uno son BCP, Falabella,
Scotiabank, Interbank y BBVA.
Análisis crítico detallado
Ahora bien, los usos típicos de
las tarjetas de crédito para consumo son dos: compras (que debería ser el más
importante) y disponibilidad de efectivo (que debería ser el menos utilizado).
Entre ambos usos el sado total ha sido de S/. 17,693.7 millones a mayo-20,
cuando eran S/. 16,364.9 millones a mayo-18. Si bien esta evolución parecería
ser un buen comportamiento, ya que en el último año se ha presentado una
reducción del 4.37%, indicando que los clientes de TC se están cuidando de endeudarse
cada mes menos por el uso de sus plásticos, al descomponer la evolución en el
uso por cada tipo se aprecia un peligro relativo de capacidad de pago. Es así
que el uso para compras ha llegado a tener un saldo de S/. 7,600.1 millones a
mayo-20, mientras que el uso para disponibilidad de efectivo tuvo un saldo de
S/. 3,330.1 millones en el mismo mes.
En este sentido, parece que este
escenario es positivo, al comparar los usos de manera relativa entre ellos con
respecto al total, se constata que el uso para compras que fue de un 45.89% del
total en mayo-18 se ha reducido a un 42.9% en mayo-20, cambio que se presentó
desde marzo-18. Por su parte, el uso relativo para disponibilidad de efectivo
también disminuyó de un 21.7% en mayo-18 a un 18.8% en mayo-20. Definitivamente
esta evolución es muy positiva ya que los clientes de TC han reducido de manera
significativa sus niveles de endeudamiento con tarjeta, especialmente han
disminuido su uso para tener efectivo, lo que les resulta mucho más caro en
términos de tasas y de pagos mensuales.
Sin embargo, los menores saldos
en estos rubros han sido reemplazados por el uso de los saldos sobre las líneas
disponibles de las TC; o, dicho de otro modo, los Bancos han movilizado más sus
estrategias de cambiar el uso normal de las tarjetas al uso de las líneas
(desde inicios del año 2018), para agilizar la modalidad denominada de compras
de saldos de tarjetas o empaquetar los saldos deudores de mayor costo de las
tarjetas. Es así que a mediados del 2018 ya se empezó a registrar un uso de más
del 65% de los saldos disponibles de las líneas de las TC por cerca del 48% de
los tarjetahabientes.
De esta manera, y en concreto, lo
que se está advirtiendo es que se ha presentado un nuevo tipo de endeudamiento
en el uso de las tarjetas de crédito para consumo en los Bancos, que se explica
por la diferencia entre el saldo total y el saldo sumado en los dos usos
típicos.
La afirmación anterior frente a
los “usos regulares” se sustenta en que existe una diferencia entre el saldo total
de S/. 17,693.7 y la suma de estos usos por un monto de S/. 6,763 millones a
mayo de 2020, cifra que fue de S/. 5,297.3 en mayo 2018. Esta diferencia o
saldo se puede entender como un “tercer uso” de la TC y se considera como usos
de las líneas de tarjetas de crédito para consumo, que se registra en una
cuenta denominada “Otros Conceptos”. Nuevamente llama la atención el monto tan
elevado de este saldo o tipo de uso (que representa casi un 35% del total) y
más aún porque ha crecido en un 127 % entre los 2 años de análisis, pero el
incremento ha sido en un 116.4% entre el 2018 y 2019.

En otras palabras, si bien se ha mostrado una menor utilización relativa de las TC para consumo en los usos regulares, al disminuir sus participaciones relativas en el total del saldo de las TC, el endeudamiento de estos clientes no se ha detenido; en cambio se ha incrementado en el tercer uso, en la modalidad de préstamos sobre las líneas, en función de la disponibilidad de las mismas en las TC de consumo. Es así que la suma de los saldos por el uso para compras y para disposición de efectivo (usos regulares) que representaba el 68% en mayo de 2018, en mayo del 2020 representan el 61%, mientras que los fondos utilizados de las líneas registrados en el rubro contable de “Otros Conceptos” han incrementado su participación.
En otras palabras, si bien se ha mostrado una menor utilización relativa de las TC para consumo en los usos regulares, al disminuir sus participaciones relativas en el total del saldo de las TC, el endeudamiento de estos clientes no se ha detenido; en cambio se ha incrementado en el tercer uso, en la modalidad de préstamos sobre las líneas, en función de la disponibilidad de las mismas en las TC de consumo. Es así que la suma de los saldos por el uso para compras y para disposición de efectivo (usos regulares) que representaba el 68% en mayo de 2018, en mayo del 2020 representan el 61%, mientras que los fondos utilizados de las líneas registrados en el rubro contable de “Otros Conceptos” han incrementado su participación.
Deterioro de la calidad crediticia de las Tarjetas de Crédito para
Consumo
De otra parte, debido a que estos
usos típicos de las TC para consumo han reducido sus saldos, el nivel de la
morosidad casi se ha mantenido en el mismo periodo del análisis. En may-20 la
mora es del 4.12% considerando solo los saldos vencidos y si se agregan los
saldos en situación judicial este indicador se eleva al 4.78%, niveles muy similares
a los registrados durante los años 2018 y 2019, aunque durante el 2019 esta
mora era del 3.79% como promedio. A pesar de ello, al mes de mayo de 2020 la
cantidad de clientes de TC de consumo con deuda vencida es elevada
representando un 8.33% del total de este producto, lo que se ratifica por el elevado
monto promedio individual de endeudamiento antes señalado.
Si bien el porcentaje de mora por
saldos no parece muy elevado, las conclusiones y análisis crítico sobre la
capacidad de pago de los tarjetahabientes se confirman al revisar la evolución
de los saldos en situación de vencidos, en los dos usos regulares de las TC.

Al interior de estos datos es necesario resaltar que las moras son más elevadas, mucho por encima de los promedios mostrados en el cuadro, para los rangos más elevados de saldos de uso de las TC, en cada uno de los diferentes tipos de uso, lo que advierte de un riesgo y de una debilidad en las capacidades de pago de los clientes al considerar sus niveles de ingreso. Así, en mayo 2020 los niveles de mora llegan hasta un 7.34% para compras y un 6.11% para disposición de efectivo, para rangos de uso por encima de los S/. 30 mil.
Al interior de estos datos es necesario resaltar que las moras son más elevadas, mucho por encima de los promedios mostrados en el cuadro, para los rangos más elevados de saldos de uso de las TC, en cada uno de los diferentes tipos de uso, lo que advierte de un riesgo y de una debilidad en las capacidades de pago de los clientes al considerar sus niveles de ingreso. Así, en mayo 2020 los niveles de mora llegan hasta un 7.34% para compras y un 6.11% para disposición de efectivo, para rangos de uso por encima de los S/. 30 mil.
Por otro lado, en promedio, las
personas naturales trabajan con 3 tarjetas de crédito para Consumo, que es
elevado para asegurar un buen comportamiento de pagos, habida cuenta que estas
personas además deben tener otras obligaciones financieras por atender. Llama
la atención que casi el 20% de los saldos totales del uso de las tarjetas de
crédito para Consumo se explica por la disposición de efectivo, el cual no es
motivo de uso de una tarjeta y resulta perjudicial dados los altos costos que
esto significa para el cliente.
Además del incremento de los
saldos en situación de Vencidos, si se toman en cuenta a los clientes, en el
último año existen 19.8% más de personas con atrasos en sus pagos de sus
tarjetas de créditos para Consumo en el uso por disposición de efectivo,
mientras que son un 17.6% más las que se encuentran con atrasos en el uso por
compras. La morosidad total de los clientes con tarjetas de crédito para
Consumo representa el 14.2% de todos los clientes en esta modalidad de crédito.
Un comportamiento que denota más riesgo en esta situación es que un 38.23% del
total de las líneas otorgadas para tarjetas de crédito para Consumo son
utilizadas, nivel que fue del 32.37% en el año 2018.
Relación con los niveles de Ingreso
La importancia de este análisis
radica en que los clientes de las tarjetas de consumo están incrementando de
manera peligrosa sus niveles de endeudamiento. Y este comportamiento tiene
impacto en los excesivos compromisos sobre los ingresos. Es así que, según
estadísticas de la SBS, y de acuerdo con el análisis del Ratio Cuota-Ingreso
(RCI) para el 2019 en promedio se pagan cuotas de préstamos (consumo e
hipotecarios) que representan el 26.6% de los ingresos mensuales. Además, el
RCI de un 25% de los clientes es superior al 38%, el RCI promedio de los
deudores hipotecarios se ubica en 33.9% y los quintiles de menores ingresos
presentan mayores RCI.
Estos niveles se están elevando
en los meses transcurridos del año 2020 cuando se registran significativas
disminuciones de los Ingresos, lo que estará comprometiendo con mayor énfasis
los niveles de endeudamiento y las capacidades de pago en el futuro cercano.
CAÍDA DE INGRESOS POR NSE
varc.
% jun20/feb20

Fuente: Encuesta Pulso Perú-INEI-Apoyo Consultoría
Fuente: Encuesta Pulso Perú-INEI-Apoyo Consultoría
En particular, el uso de tarjetas
de crédito como mecanismo de endeudamiento conlleva un riesgo de incumplimiento
mayor al de otros créditos a personas, ya que esta modalidad de financiamiento
automático es equivalente a un préstamo sin garantía cuyo desembolso no está
asociado a una evaluación crediticia para cada caso, lo cual genera un elevado
nivel de riesgo de los potenciales clientes.
Relación con los niveles de Empleo
Este comportamiento de pagos se
hace más peligroso si los comparamos con la errática evolución de las
estadísticas de empleo, lo que estaría explicando las dificultades de los
clientes de TC de consumo en pagar sus obligaciones. Así, según el INEI, en
cuanto al empleo a nivel nacional –que incluye el sector formal, informal,
privado y público– éste aumentó 2,2% en el trimestre móvil setiembre–noviembre
de 2019. El empleo urbano, de empresas de más de 10 trabajadores, en el año
2019 parece haberse corregido un poco hacia el alza, y desde mayo de 2019 ha
empezado a acelerarse ligeramente el empleo formal en empresas privadas. El
número de puestos de trabajo formales en el sector privado aumentó 4,2% en noviembre
y 3,8% en los primeros once meses del año 2019, de acuerdo a la información de
la Planilla Electrónica de la SUNAT. No obstante, hasta setiembre de 2019, la
tasa de desempleo desestacionalizada (quitando los factores estacionales) a
nivel nacional se ubicó en 3.7%, menor que la de los meses previos, mientras
que en Lima Metropolitana se mantuvo en 6.7%, según cifras del BCR.
Puestos de trabajo formales
del sector privado
Planilla electrónica
(Variación % anual)

Fuente: SUNAT-Planilla Electrónica.
Fuente: SUNAT-Planilla Electrónica.
Un análisis interesante se
refiere al tipo de clientes que tienen Tarjetas de Crédito para consumo
activas. Así, desde los años 2014 y 2015, según estadísticas de Sentinel, se
observa que por rangos de edades se registra un mayor crecimiento del saldo deudor
en tarjetas de crédito de menores de 25 años de edad. Y es que, si se compara
con octubre del año 2019, se observa una variación del 76.5%; mientras que el
crecimiento en el rango de 25 a 34 años fue de 42.9%.
Los jóvenes han ido subiendo su
monto de deuda ante la mayor oferta de productos y servicios del mercado. Antes
había políticas agresivas en los bancos de otorgar créditos a partir de los 25
años. Es mucho más importante destacar que los clientes de TC de edades menores
son los más morosos al tomar en cuenta las cantidades de clientes en atraso
mayor a 30 días, así como los que tienen mayores dificultades de cumplir con
sus pagos al tomar en cuenta las cantidades de clientes en atrasos menores a 30
días.
Relación con el mercado potencial en MYPES
Otro componente interesante, pero
esta vez como mercado potencial, lo constituyen las MYPES o micro y pequeñas
empresas, que tienen TC activas y las necesidades de contar con este tipo de
financiamiento, en especial para sus requerimientos de financiar su capital de
trabajo. Aquí todavía no hay claridad sobre las bondades de este tipo de
crédito, pero constituye un aliciente para implementar sistemas de pagos
mediante TC, que bien gestionado puede ser muy atractivo tanto para clientes
como para la empresa emisora. Y este potencial se torna mucho más atractivo si las
operaciones de las TC para este segmento de clientes son atendidas de manera
digital. Es decir, reduciendo costos y tiempo en realizar los pagos y conseguir
los beneficios. A este grupo de empresas se le caracteriza como el segmento
“missing middle”, es decir el segmento faltante en ser atendido por el sistema
de crédito, además de apoyar las políticas públicas para aumentar la formalidad
y la inclusión de estas empresas (en el Perú las empresas MYPES informales
representan el 60% del total de MYPES).
Esto es igualmente interesante si
se considera que el 92% de las PYMES aún utiliza el efectivo para pagar sus
cuentas. El uso de tarjetas empresariales solo llega al 18%, mientras que el
promedio en los países vecinos de región es del 38%.
Por: Eco. Jorge
Olcese Fernández
Julio, 2020.
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