¿Por qué la morosidad de los créditos de consumo es tan alta?
A. Situación actual
El 40% de las familias gasta por encima de sus ingresos totales. solo el 51% evita gastar más que sus ingresos mensuales.
del total de los préstamos de consumo (préstamos, tarjetas, atrasados, refinanciados y castigados), entre el 6 % y el 11% es moroso, lo que involucra a casi 600 mil préstamos que no se están pagando.
parte de este exceso de gastos es porque existen muchas personas que están sobreendeudadas o que pagan deudas por encima del 30% de sus ingresos totales.
Muchas personas se buscan más
ingresos para cubrir sus gastos, en la forma de cachuelos o de sobretiempo
cuando tienen empleos. Y esto lo hacen mayoritariamente las personas de los
niveles socioeconómicos C (el 37.2%) y D (el 33.5%).
B.
Problemática
La comprensión y el tratamiento o
los consejos para superar estas situaciones requieren de una visión más amplia,
porque las problemáticas varían de muchas maneras y en el tiempo.
¿No es acaso posible la situación
antes descrita en un país en el que hay el doble de trabajadores informales
(8,5 millones) que los que acceden a un trabajo formal (4,3 millones) en zonas
urbanas?
Es increíble que solo el 37% de
los trabajadores peruanos sean clientes del sistema financiero; el 42.6% de los
mayores de 18 años tienen un crédito. Además, que el costo del financiamiento
de la microempresa y pequeña empresa siga situado entre los más altos de
América Latina.
Por tanto, un análisis en detalle
o segmentado acerca de los comportamientos de los ingresos y de los gastos y pagos,
que son diferentes en función también de los diferentes tipos de consumidores,
porque muestran características muy distintas entre sí (perfil de riesgos) es
necesario para entender la realidad expuesta y, lo más importante, para tener
la capacidad de proponer alternativas de tratamiento y de solución.
C. ¿Cuál debe ser el enfoque?
Pero lo más importante, es que
este análisis y capacidad de propuesta es hoy en día un nuevo concepto y trabajo
de gestión
preventiva del riesgo, que comprende un conjunto de conceptos y
herramientas que se imparten en las capacitaciones y se implementan en las
asesorías más específicas, que llevan a tratar las vulnerabilidades de los
actuales y potenciales sujetos del crédito.
Esta gestión, que necesariamente
debe ser sustentada por un entorno de datos históricos y de su respectiva
evolución, es decir no solo de datos o cifras puntuales, exige tratar todas las
distintas variables tales como los niveles y volatilidad de ingresos laborales,
formales e informales, la creación de las oportunidades de empleo, urbano y
rural, la formación de empresas formales y sus tamaños, la evolución de todas
las variables por segmentación geográfica y por actividad económica. Ya que
estas inciden en los ingresos y comportamientos de pagos.
D. ¿Qué pasa con los ingresos?
Los ingresos laborales mensuales
(identificados por la Encuesta Permanente de Empleo en Lima Metropolitana-EPE)
en lo que va del año 2018 registran una caída en los ingresos laborales
mensuales de S/. 74 en empresas de 1 a 10 trabajadores, cuando en los últimos
12 años (2006-2017) se observaba un aumento promedio mensual de S/. 64.00.
Por su parte, en agosto de 2018 mientras
que el ingreso mínimo referencial se estima en S/. 971.52, superior a la
remuneración mínima vital, el ingreso promedio de los trabajadores en la
capital se redujo en 5% respecto del mismo mes un año antes y se ubicó en S/.
1,607 mensuales. No obstante, por ejemplo, en el quinquenio 2013- 2017,
Apurímac logra acelerar el crecimiento de su ingreso laboral en 7.8% anual,
impulsado por los aumentos en el PBI minero de dicha región. En el mencionado
periodo, se identificaron a tres regiones (Ica, Piura y Puno), que acumularon un
crecimiento superior al 90% y cinco (Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y
Lambayeque) al 80%. También figuran Moquegua (50.3%), Tacna (48.9%) y Tumbes
(44.3%).
Un ejemplo del deterioro de los
ingresos en los años recientes se puede apreciar en el gráfico siguiente, donde
además se observa la diversidad de comportamientos o de la evolución de esta
variable en función de la zona geográfica.
Asimismo, el ingreso promedio de
un trabajador en el sector agrario formal es más del triple de un trabajador en
el mismo sector informal que alcanza a S/. 1,515 al mes. Además, la Ley de
Promoción Agraria ha permitido, en la última década, que 9 de cada 10 empleos
creados en el sector agrario fueron puestos formales. Esta Ley se aplica a las
actividades de cultivo y de crianza y se ampliará a los sectores acuícola y
forestal, y se podría incluir a las actividades industriales con capacidad
exportadora que utilizan insumos agropecuarios (textil y confecciones con
algodón de fibra larga para productos de alta calidad). En concreto, se apoya
al aumento del empleo formal en las regiones donde se aplica, se incrementa el
ingreso y se amplía la reducción de la pobreza. Los resultados también se
verifican en las empresas las que llegan a más de 4 mil formales las que se han
creado afiliadas a esta estrategia, y son esencialmente micro, pequeñas y
medianas empresas con menos de 10 trabajadores.
E. ¿Y la oferta de empleo?
El crecimiento de la oferta
nacional de trabajo en un año es casi de 400 mil personas.
En el primer semestre de 2018 el
empleo informal creció 4,7% mientras el formal disminuía 1,3%, continuando su
tendencia alcista mostrada en el segundo semestre de 2017, cuando creció 5,4%
mientras el empleo formal subía apenas 0,3%.
Según datos recientes del INEI la
mejora de la actividad económica empieza a generar mejores condiciones de
empleo por el aumento de la demanda interna. En agosto de 2018 en Lima
Metropolitana el empleo adecuado se incrementó en 1%, luego que en julio lo
hizo en 3%. Existen 3.2 millones de personas con empleo adecuado, que
representan el 62% de la PEA ocupada en la capital. El subempleo en la capital
se redujo en 5% y alcanzó a 1.76 millones de trabajadores, mientras que la tasa
de desempleo en Lima Metropolitana se ubicó en 6.1% de la PEA, manteniéndose
estable desde abril. Si bien existen diversas cifras acerca de la mejora
relativa del empleo formal a nivel nacional, es evidente que dentro de la
estructura el informal aún es demasiado elevado: representa el 70% del empleo urbano nacional. Además, se
debe considerar que se estiman casi 3.3 millones de trabajadores independientes
informales (gasfiteros, pintores, electricistas), lo que pesa mucho en la
estabilidad de los ingresos para ser pagadores cumplidos de obligaciones.
F.
¿Cómo se debe tratar?
Estas cifras y el diverso
comportamiento de las principales variables que inciden en el cumplimiento de
los pagos y de las deudas, denotan que las estrategias de enfrentar estas problemáticas
deben ser segmentadas, es decir, analizando en detalle los diferentes
comportamientos, en especial el referido a los ingresos, a fin de establecer
las más adecuadas a cada situación real.
En concreto, a pesar que los
ingresos pueden ser algo suficientes para consumir, la mayoría de los
consumidores se dedican a trabajos informales (que de repente no ganan lo
suficiente) o a trabajos eventuales (que no les generan ingresos estables ni
seguros en el mediano plazo), pero que igual todos tienen necesidades que
satisfacer, o familias que mantener. Sin embargo, lo más increíble es que estas
personas gastan o requieren gastar por encima de sus ingresos y cuando
necesitan algo de ayuda de crédito para cubrir sus faltantes de ingresos solo
encuentran que es la misma entidad financiera la que les presta o les refinancia
o les compra deudas acumuladas, por lo que se crea el problema del
sobreendeudamiento, o sea que las entidades de crédito aprovechan estas
necesidades para insistir otorgando nuevos créditos a los mismos clientes.
Al final del día, el problema
central es que aun cuando las personas de trabajos informales (la gran mayoría)
buscan la manera de ganar algo más para cubrir sus necesidades, el sistema
financiero (que debe hacer crecer sus negocios) les agrega gastos (pagos de los
créditos) que aumenta las deudas de las personas, y que determina una elevada
morosidad de estos clientes.
Es más crítico que además de esta
situación, los consumidores deben acudir a otras fuentes de financiamiento para
cubrir sus faltantes de ingresos o para cubrir sus necesidades de gastos, lo
que se constata al conocer que más del 55% de los consumidores financian sus
necesidades de gastos y pagos de deudas por fuera del sistema financiero
oficial, legal y supervisado. A nivel macro algo más del 60% de lo que se
produce y se transa en el país es financiado por fuera del sistema formal.
Por tanto, un reto y posible
solución, además de mejorar los empleos y los ingresos personales, para reducir
las morosidades y no sobreendeudar a los clientes actuales, o mejor dicho para
atraer a nuevos clientes y ampliar las bases de clientes, se empieza diversificando
las colocaciones e innovando en productos crediticios, analizando a los
consumidores informales, a los posibles clientes del sector rural (en especial
aquellos de la agricultura formal que han sido beneficiados con la Ley de
Promoción Agraria) y evaluando sus capacidades de pagos o sus comportamientos
de pagos, por ejemplo en el pago de otras obligaciones no financieras.
Las dificultades para pagar los
créditos son las que se deben analizar para una eficiente gestión
PREVENTIVA
del riesgo de incumplimiento. Esta gestión debe ser anticipada, es
decir antes de otorgar un crédito y evaluar con técnicas modernas y precisas
las capacidades y los comportamientos de pago, o ayudar cuando las
vulnerabilidades se presentan o evitar y anticiparse a que éstas se presenten.
Por Jorge Olcese Fernández
Economista
Email: jeof51@hotmail.com
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